Tranki Punki, arrasarlo todo y celebrar la lucha

Con su segundo disco aún caliente, la banda de gypsy punk cordobés prepara presentaciones en Córdoba y en todo el país. «Marea Negra», homenaje a la lucha de Maite Amaya, es la consolidación de una identidad musical labrada desde el deseo, el empeño y la potencia arrasadora de la marea feminista que no dará ni un paso atrás.

Después de tres años de composición, producción y grabación, las Tranki Punki estrenaron nuevo disco. Marea Negra es una apuesta al punk sin fronteras, hacia un sonido que nace de la experimentación y la fusión sin prejuicios para después ser trabajado a fuego a lento hasta lograr la precisión deseada.

El disco compuesto y grabado por Sofía De Mauro, Cele Pereyra, Pola Kita, Drela Sanz, Vicky Barturen, Gise Torcigliani y Car Girardi -quien dejó la banda a fines del año pasado-, es un homenaje a Maite Amaya, referente cordobesa de lucha, bruja, trava, feminista y libertaria. Como en su primer disco, No me digas que no pasa nada, este nuevo trabajo reúne canciones vibrantes y un mensaje contundente contra el heteropatriarcado, la represión policial y un capitalismo asfixiante.

A un mes de la presentación del disco en Córdoba, el 4 de abril, se preparan para una suerte de «ensayo general» muy especial: van a tocar en el Centro Cultural Kirchner este 11 de marzo en el Ciclo Porque sí, que reúne a mujeres, travas, trans y lesbianas sobre el escenario. 

En conversación con La tinta, las Tranki hablaron del proceso de profesionalización que significó «Marea Negra», de reivindicar la celebración como forma de lucha y de los nuevos desafíos feministas que abre la aprobación de la Ley de Cupo Femenino en la Música.

—¿Por qué Marea Negra es un homenaje a Maite Amaya?

—Sofi: “Marea negra” surgió de la canción homónima del disco que es un homenaje a Maite Amaya, y nos pareció que representa esa nueva etapa de la banda en la que pudimos consolidar una identidad musical. Esta canción viene a romper un poco con lo que veníamos haciendo antes, tiene otros timbres, una impronta muy fuerte. El nombre es un juego de palabras entre “marea verde” y “paloma negra”, como le decían a Maite.

También tiene que ver con una postura del lado de lo libertario, de la bandera anarquista que Maite sostuvo desde siempre hasta que murió hace dos años. Ninguna de nosotras se sintió identificada con un partido político, pero sí estuvimos más vinculadas a esta movida anarquista más allá de que no la militemos de manera orgánica… siempre estuvimos siempre en contacto con esos ambientes, en la FOB, en Casa Caracol, en Casa Las Gatas. Y la verdad es que la muerte de Maite, que fue cuando nosotras estábamos empezando a hacer este disco, nos tocó muchísimo. Tiempo después, cuando nos pusimos a pensar cuál iba a ser el nombre de este disco, al unísono fue: “Marea negra”.

—El arte de tapa del disco arrasa con todo, hasta con la catedral de Córdoba. En vez de arder, se la llevó la marea feminista…

El arte de tapa lo hizo Dani Leoni y justamente va por ahí. Una fuerza que arrasa todo para derribar todas las estructuras heteropatriarcales y darle para adelante, en este caso a través de la música y el arte. Una marea que empieza a llevarse todo, que no es algo de un día para el otro sino un proceso, que va y vuelve constantemente. Hay que cambiar todo estructuralmente y es reciente esta marea, pero hay algo de arrasador en todo lo que viene pasando y nosotras somos parte de este tiempo. 

—El posicionamiento político feminista ha sido una constante en las Tranki desde que se gestó la banda, expresado en el contenido de las letras, en el mensaje que transmiten en vivo y en los espacios que deciden habitar en apoyo a las diversas luchas de mujeres, tortas, travas, trans, bisexuales y no binaries. ¿Cómo se fue hilando esta militancia colectiva desde lo musical?

—Gise: Es una militancia que cada una traía por su lado y que “casualmente” también nos unió. Fue muy flashero poder juntarnos y tener un mensaje que decir. Incluso, salvo “Proclama” y “Marea negra” que surgió de un poema que trajo la Vicky, todas las demás canciones del disco las escribimos entre todas… sentarnos, ir tirando frases, tratar de ajustar y buscar las palabras correctas para expresar lo que queremos decir. 

—S: El otro día una amiga me dice: “Che, estaría bueno que no hablen todos los temas de política o que no sean tan fuertes, que cuenten una historia…”, pero realmente sale solo, no te lo proponés pero no nos sale de otra forma porque es lo que tenemos para decir, lo que vivimos todo el tiempo. 

En este disco también hay dos canciones que no hablan de política (o sí) que son “La noche nunca alcanza” y “De bar en bar”. El primero es un tema hiper caravanero que habla de un after, de cómo ahora en la fiesta estamos todas las pibas en la pista y con una cosa más barrial también, de estar todas en la calle. Y el otro es un tema que nos gusta decir que no es de amor ni de desamor sino de contra-amor. No te quiero ver más pero no porque esté dolida, es porque no te quiero, punto, no me insistás.

—Ya sea que hablen de una fiesta, de visibilidad de género o de represión policial, sus canciones invitan a bailar. ¿Cuál es la importancia de reivindicar la celebración como una una forma de lucha? 

—G: En un 8M hace muchos años algunas nos gritaban desde abajo del escenario por qué estábamos felices, por qué era alegre si era un día triste por los femicidios. Y es que es el modo que nosotras encontramos para expresar esa rabia, es totalmente válido como forma de lucha.

—S: Es politizar el cuerpo también, cómo bailamos, cómo nos desestructuramos y cómo esta música que se baila pero también se poguea y te hace mover el cuerpo como lo vas sintiendo, es lo que queremos generar consciente o inconscientemente. Tenemos una responsabilidad porque de alguna u otra forma somos comunicadoras de una ideología y una postura, y está bueno también que eso se baile. 

—En «Marea Negra» se diluyen las fronteras del punk tradicional… hay una apuesta fuerte a la experimentación. ¿Cómo fue la incorporación de la percusión electrónica?

—G: Fue todo un desafío experimental porque yo vengo de tocar instrumentos acústicos pero nos parecía super necesario para el color que le queríamos dar al disco, incorporar algo más batería electrónica, industrial, medio oscuro, con efectos que nos parecía podían ir muy bien con las melodías del acordeón y del violín. El octapad es un mundo y son miles de sonidos que podés crear, no están dados, te tenés que imaginar y buscarlo. Es también seguir desafiando esa noción de que el punk no puede tener otros instrumentos, como un octapad o un güiro. Estamos preparando muy fuerte la presentación del disco que es donde todo esto va a explotar. 

—S: La presentación del disco el 4 de abril y estamos preparando un show de unas dimensiones que nunca hicimos. Es en Club Paraguay que es enorme para una banda de Córdoba… nos estamos tirando a una pileta vacía pero queremos romper todo. Mili Burton va a estar musicalizando y va a haber visuales de Reina Colibrí que va a mezclar su magia con las ilustraciones de cada uno de los cuatro singles que salieron antes del disco. Es un show muy costoso y por eso también estamos moviendo nuestra tienda virtual donde pueden conseguir las entradas y también gorras, remeras, chop y otras cositas de la banda, para ver si podemos no endeudarnos para siempre jaja. Y después a girar por muchas ciudades que ya hemos visitado y otras que no, como Rosario. 

—Hace unos meses y después de muchísima lucha se logró la aprobación de la Ley de Cupo Femenino en la Música. ¿Cuáles son los nuevos desafíos? ¿Cómo avanzar hacia la creación de espacios feministas?

Vicky: Creo que tienen que surgir más productorix que nos tengan en la cabeza desde el vamos, la idea parte de ahí. Están los mismos productores hace como 20 años y se manejan con lógicas de chabones y de hace 20 años. Además de que surjan otras bandas que digan una cosa distinta a lo que ya se viene diciendo, tienen que surgir productoras con otra cabeza para pensar una movida donde todas estas otras voces estén no incluidas sino pensadas desde el vamos.

Polakita: Claro, no se trata solo de ocupar esos espacios o que solo que te «integren» y vos vayas ahí, picoteando, sino de crear otros donde ya de entrada se labure distinto.  

S: Es un proceso lento porque tiene que cambiar la estructura. Pensar en la inclusión significa que hay una unidad y que vos tenés que ir hacia ahí. Bueno, cambiemos ese centro, ampliemos ese núcleo. Es un trabajo super largo que tiene que ver con un cambio de mentalidad de las nuevas generaciones que digan: “Yo también me puedo dedicar a esto, no hay una profesión para tal sexo género, no hay ciertas formas de comportamiento para este género, puedo hacer cualquier cosa”. Parecen obviedades pero pareciera que en realidad, hilando fino, se sigue reproduciendo.

V: Tenés festivales que ni siquiera cumplen el cupo y muchos que lo cumplen pero hay que ver en los horarios en que nos ponen, o esto de la repetición de las mismas bandas siempre… tenemos un montón de tareas. Es importante también denunciar los festivales que no lo cumplen, en INAMU por ejemplo hay un mail para que puedan comunicarse estos casos. Y a la vez que el público acompañe siempre, el público tiene que elegir movidas creadas desde otro lugar y para eso como música tenés que ofrecer shows cada vez de mejor calidad, para que realmente sea atractivo frente a otros festivales.

—Para la grabación de «Marea Negra» consiguieron algunos apoyos que, si una tiene una idea de lo que cuesta hoy editar un disco en Argentina, me imagino habrán sido importantes. ¿Fue difícil acceder al financiamiento de INAMU?

—S: La verdad es que los subsidios de INAMU salen, nosotras tuvimos para ambos discos. No es difícil acceder pero hay mucha falta de información, así que está bueno que todes estemos al tanto de las convocatorias. Obvio que no hubiéramos podido grabar este disco sin ese financiamiento. Es muy caro grabar un disco, más aún queriendo hacer todo muy profesional. Nosotras fuimos a uno de los mejores estudios, Desdémona, alquilamos backline, lo hicimos con las mejores cosas para realmente lograr el sonido que queríamos. Tiene que ver con procesos de maduración y con las exigencias que como música te vas planteando, a este disco le metimos todo para que tenga la fuerza que imaginamos. 

Nosotras nos autogestionamos absolutamente, los pesitos que sacamos de los shows pagos van a la banda y a sostener los shows gratuitos en movidas de lucha. Con el financiamiento de INAMU logramos congelar casi todas las horas de grabación. También conseguimos otro financiamiento de la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba para concretar el disco físico, que sin eso no lo íbamos a sacar físico porque sale casi tan caro como grabarlo, imaginate. Y después cuando ya habíamos empezado con la grabación del disco llegó Goza Records. La Directora Artística del sello, Barbi Recanati, se contactó con nosotras, y nos ofreció grabar un EP. Goza lo que hace es posibilitar que bandas de mujeres, lesbianas, trans y no binaries del país accedan a grabar un EP, pero como nosotras ya teníamos el disco preproducido y habíamos empezado a grabar, fuimos a grabar a Buenos Aires las últimas guitarras y a que lo mezclaran.

—La apuesta de Goza es importante en cuanto a federalizar el ecosistema musical y a que se difundan géneros musicales que quedan por fuera del mainstream… 

—S: Tal cual, además de abrir la cancha a mujeres, travas, trans y lesbianas, federaliza la cuestión y eso es super interesante de Goza Records. Le ha dado posibilidades de grabar a un montón de bandas que no sé si hubieran podido hacerlo. Y lo de los géneros musicales también… nos pasa a nosotras mismas. Tranki Punki es una banda que si no se difunde mucho no tiene tanto público porque no es un género tan popular. Goza tiene una gran llegada a través de Futurock, difusión que por ahí sola no podés alcanzar. Esta visibilización permite que se incluya en el mercado musical no solo a instrumentistas sino también a sonidistas, stage mujeres, iluminadoras, productoras… profesiones históricamente ocupadas por hombres, como pasa en otras profesiones. 

—La última vez que charlaron con La tinta fue hace tres años, más o menos el tiempo en que gestaron «Marea Negra». En este tiempo, ¿qué permanece, qué mutó, qué se fortaleció?

P: Creo que Tranki Punki mutó desde la calidad del sonido y también desde la composición de los temas. También cambió un poco la organización de la banda… no era ya solo juntarnos sino que lo tomamos como nuestro laburo, con tareas nuevas que antes no hacíamos.

V: Hubo dos etapas muy marcadas. La primera fue componer los temas nuevos -que comenzamos a hacerlo mucho más colectivamente-, explorar y animarnos a un montón de géneros y estilos… dejamos de estar tan preocupadas por mantener sí o sí lo punki y nos largamos a experimentar. La segunda etapa, cuando los temas estuvieron construidos, fue meterse al trabajo de arreglos, producción y de profesionalizar y darle unidad a toda esa diversidad que teníamos. Y ahora viene una tercera etapa que es empezar a mostrar todo lo que es este disco. Ha sido un proceso larguísimo y muy intenso de aprender, laburar un montón, acompañarnos… en tres años de amistad y familia en banda pasan un montón de cosas, somos como hermanas y somos una familia. En este tiempo vivimos sueños, ilusiones, ambiciones compartidos, y también la partida de una de nosotras en busca de algo nuevo, algo diferente vinculado a sus deseos y su libertad.

S: Hacer música y hacer arte, más allá del laburo y el esfuerzo, es una cuestión de deseo, pasión, entrega. Es desde ese lugar, desde la pasión que te genera, porque esto es ad honorem y nosotras somos nuestras primeras fans (y creo que las únicas… jaja). Es el deseo lo que hace que, con empeño, el sueño se fortalezca y digas “Vamos a hacer un gran show” o “Vamos a hacer el disco que siempre soñamos”. Creo que en estos últimos tres años se ha consolidado esa identidad.

AUTORA: Julieta Pollo
Fotos: Iván Brailovsky

Leé la nota original en La Tinta: https://latinta.com.ar/2020/03/05/tranki-punki-arrasarlo-todo-celebrar-lucha/